Después de abordar el tema del tiempo escolar nos ocupa el del ESPACIO. Para ello, expondré mi ANTES sobre EL ESPACIO ESCOLAR.
He seleccionado un texto que habla de la distribución del espacio escolar para la utilización de la informática y las nuevas tecnologías. El desarrollo en los últimos tiempos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación plantea el reto de incorporar nuevos sistemas en educación y para ello es necesario diseñar un nuevo espacio educativo en el aula.
MODELOS DE DISTRIBUCIÓN DEL ESPACIO ESCOLAR PARA LA UTILIZACIÓN DE LA INFORMÁTICA EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA- APRENDIZAJE
La utilización generalizada de la tecnología informática en los centros escolares, plantea nuevos retos de distribución del espacio escolar, como consecuencia, a su vez, de la aplicación de nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje, que su introducción provoca en los sistemas escolares. Los métodos didácticos y las variables espacio-temporales para poder ser aplicados, están íntimamente relacionados, y sobre todo, en este caso, cuando se necesita contar con la instalación de aparatos e instrumentos que funcionan en redes conectadas por cable dentro de un aula, y cuando este aula se puede interconectar con todas las del centro escolar, tanto si se trata de redes intranet o internet. En esta comunicación queremos presentar dos modelos que podríamos justificar en función del tipo de utilización que se pretenda y según el grado de intensificación del uso de la enseñanza informatizada.
La aparición de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, y más concretamente, de la tecnología informática, y su introducción en las aulas y centros escolares, implica necesariamente la concepción de nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje, pues se trata de la utilización de un medio que puede integrar todos los medios anteriores y que puede ser interactivo, es decir, debidamente programado, el alumno puede disponer de un software con el que interactuar en red o en disco, independientemente de la presencia o no del profesor en el momento de la interacción, lo cual habría sido el sueño de Skinner o Crowder cuando crearon el modelo de la enseñanza programada, lineal o ramificada, respectivamente, en los finales de los años cincuenta. El cambio de modelo de enseñanza más significativo, imperante desde el comienzo del siglo XX en Europa, y desarrollado a lo largo de toda su centuria, ha sido el modelo graduado, frente al unitario del siglo XIX. En el modelo graduado se produce el fraccionamiento en el agrupamiento del alumnado por unidades de edad y conocimientos, al tiempo que el profesor cobra un papel protagonista, junto al libro de texto, pues ambos elementos proporcionaban unidades calculadas y temporalizadas secuencialmente, en la distribución de la información y de los conocimientos a adquirir por parte del alumno, y que eran proporcionados de forma directa y presencial por parte de la institución escolar, que facilitaba por mandato social un puesto escolar para cada alumno, en forma presencial y asidua. Al frente de este modelo de aula, llamada tradicional, estaba el profesor, preocupado porque el acto de la transmisión fuera lo más efectivo posible, utilizando técnicas de comunicación oral, escrita o audiovisual, dentro de un agrupamiento rígido y graduado, y aunque es reconocido formalmente que el protagonista es el alumno, lo cierto es que este papel lo ha jugado más el profesor. El valor o la eficacia de los resultados del proceso han dependido más del profesor que del propio alumno, pues fallando el profesor, fallaba el sistema. Veamos cómo era este modelo de distribución espacial, de tipo frontal, donde, según Wulf (1976), incluso todo dependía del puesto que el alumno ocupara físicamente en el aula:
MODELO DE AULA FRONTAL EN EL MODELO GRADUADO Y SUS ZONAS DE INFLUENCIA EN EL APRENDIZAJE
La extensión del modelo graduado es prácticamente universal, pues la concepción de un centro educativo no se entiende en ninguna parte del mundo sin el tipo de aulas, que los anglosajones llamaron modelo cells and bells (celdas y campanas), donde la sincronía de los cuatro elementos que concurren en su seno (profesor, alumno, conocimiento y problema) es lo que ha producido lo que también podemos convenir en denominar: modelo convencional de enseñanza, a través de su conjunción simultánea en el espacio y en el tiempo, hasta el pundo de que existe la idea generalizada de que únicamente se puede producir el hecho educativo en tales circunstancias, pero la consideración de la relación espacio-temporal de forma no sincrónica, que puede permitir ahora la tecnología informática, puede hacer variar el modelo convencional hacia otro donde los cuatro elementos descritos no actúen simultáneamente, pudiendo llegar, incluso a la no presencialidad como forma de escolarización en algunos casos, si bien creemos que no de forma generalizada por el momento, aunque técnicamente sea ya posible.
Esta aventurada consideración no es gratuita porque los centros escolares convencionales pronto se van a ver vaciados del carácter que les otorgó el modelo de sociedad industrializada, pues éstos debían parecerse a las fábricas, a las cárceles, a los centros de trabajo y de relaciones comerciales de la población. Había que ir físicamente al banco, a la compra y a los lugares de ocio para todo, pero hoy día las relaciones comerciales, los centros de trabajo y los lugares de ocio se están viendo vaciados y sustituidos por telebancos, telecompras y telecines. Vivimos ya plenamente en la sociedad de la información y ésta se produce a distancia y en tiempo real, y por tanto, también en el sistema educativo, la forma en que ésta es transmitida no puede seguir siendo la misma que la existente desde la Edad Media o el Renacimiento, o sea, la transmisión oral o escrita en soporte papel, al principio manuscrito, y después a través de la imprenta.
Más información:
Carmen Fernández Gavilán 3P2
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